viernes, 24 de abril de 2015

La casa por la ventana para celebrar el cumpleaños de Victor

No todos los días se cumplen años así que antes de que le entre la crisis de los 40 a mi marido pensé en preparar algo que nunca olvidase y desde luego por su cara sé que no lo olvidará.

Después de un largo día de trabajo y con el motivo del 38 cumpleaños de Víctor, nos fuimos a cenar al famoso Hotel de la Vela o Burj Aralab. Lo que hace el amor eh?


El día que hice la reserva os aseguro que no me había tomado unas copas, estaba completamente sobria. Ya no solo el amor mueve montañas sino que también mueve la cartera!

El hotel esta construido en su propia isla artificial a 280 metros de la costa, mide 321 metros de altura y todas sus habitaciones son suites (la mas pequeña tiene 175 metros cuadrados). Como curiosidad el servicio de transfer del hotel se compone de BMWs, Rolls Roice y un helicóptero privado.


Víctor no tenia ni idea de como íbamos a celebrar su cumpleaños así que imaginaros la cara que se le quedo cuando ve que me paro delante de la barrera de seguridad que accede al único puente para llegar al hotel! Yo creo que en esos momentos pensó "ya esta la pesada de mi mujer pidiéndome que me baje del coche para sacarnos una foto con la vela" pero cuando nos vino el de seguridad y nos pidió la reserva y se la entregue, alucinó.


Una vez que cruzas el puente llega la transformación, pasamos de decir frases como: "vamonos pal pueblo", "ande vaas", "euuuu", "que pasa pues?" a "porfaplis te lo pido", "tia, superfuerte, estas ideal de la muerte", "sabes, no?"

Nada mas cruzar el puente un mozo te aparca el coche y empiezas a sentirte como un nuevo rico. Los jeques de Emiratos te reciben a la entrada y le dan la bienvenida a tus bolsillos y en concreto a las tarjetas de crédito.

Puedes pasear por por el vestíbulo donde hay dos escaleras mecánicas laterales con unos acuarios gigantes y dejas en el centro unas cascadas. Si subes la mirada se puede ver el acceso a todas las suites del edificio y al espacio interior de la vela.







Víctor yo creo que se pensaba que la reserva era solo para ver el hotel así que imaginaros cuando pregunto a personal del hotel por Bab Al Yam  que precisamente no era un amigo nuevo sino el nombre de uno de los restaurantes.




Llegamos al restaurante, nos relajamos con las extraordinarias vistas y la tranquilidad del lugar, disfrutamos de la cena (vamos que nos pusimos las botas) y para terminar el día, llego la tarta de cumpleaños y la famosa canción de cumpleaños feliz que fue cantada por personal del restaurante y por un guitarrista. Este momento creo que mi queridísimo esposo no lo olvidara nunca así que para mi mereció la pena tirar la casa por la ventana!








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